jueves, 1 de enero de 2009

EL AMOR DE DIOS



Las personas hablan mucho del amor de Dios, pero sucede que muchos no conocen ese amor. Para poder hablar de algo hay que conocerlo, experimentarlo, y a diferencia del amor nuestro, el de Dios no puede medirse, ni compararse con nuestras debilidades humanas.

Por ejemplo, en 1 Juan 4:7 dice sobre ese amor lo siguiente: «Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor»

Si usted detalla bien en estas palabras, va a encontrar que el amor no es nuestro, sino de Dios, y es Él quien nos enseña y nos da ese amor.

El amor nuestro, el humano está lleno de sentimientos. Muchas veces el mismo sentimiento nos impide amar. Una persona resentida, con odio a otra, no puede expresar amor, porque lo que le domina es otro sentimiento.

En el Señor el amor no nace de los sentimientos, porque Dios no tiene alma, Él es espíritu.

Pero ¿podriamos nosotros identificar el amor de Dios? ¿podriamos decir donde empieza y donde termina? Si. Si podemos, la Biblia está llena de ese amor. Se llama Jesús.

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él 1 Juan 4:9

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros Romanos 5:8

Ahora ¿como podemos mostrar nuestro amor a los hermanos? De la misma manera como lo hizo Dios, dando a Jesús. Por favor lea bien, dije que dando a Jesús vamos a manifestar el amor de Dios.

¿y quien es Jesús? Sino, la Palabra, la fe, la obediencia. «Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio». 2 Juan 1:6

Dejemos de estar obsesionados con el logro personal. y aun los que asisten ala iglesia se preguntan ¿Que habra aqui para mi?. Recuerdalo no es lo que Dios tiene para darte sino lo que tu tienes para dar a Dios y lo hombres.

Porque de la misma manera que Jesus nosotros venimos para servir y no para ser servidos, quien se hace llamar hijo de Dios debe negarse asi mismo y estar dispuesto a andar por los caminos del sufrimiento como verdaderos testigos (martires) de Dios.

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